NOTICIAS
DE CUBA
El
Nuevo Herald
Un misterio la identidad de balsero ahogado
Elaine De Valle, The Miami Herald.
17 de marzo de 2006.
Podría llamarse Alberto.
Es cubano, de no mucho más de 30 años
a lo sumo, delgado, pesa entre 115 y 120 libras.
De pelo y ojos castaños.
Murió tratando de llegar al sur de la
Florida en un bote con otras 10 personas, tres
de las cuales no han aparecido.
Las autoridades no saben mucho más de
este individuo, hallado la semana pasada en Dry
Tortugas. Aparentemente se ahogó intentando
llegar nadando a tierras de libertad.
Ahora esperan que alguien reclame el cadáver
en la oficina del forense del condado Monroe,
y revelaron más datos sobre él,
incluyendo sus singulares prendas y una camiseta
que lleva impresa la placa de identificación
de la policía estatal de Michigan.
''Quisieran entregarle el cadáver a familiares,
o a alguna organización cubana que le dé
sepultura'', declaró Luis Díaz,
un portavoz del Servicio Guardacostas, que interceptó
al grupo con el que Alberto viajó y que
después se enteró de su final.
''No queremos que lo pongan en una tumba desconocida'',
subrayó Díaz.
El portavoz informó que el Servicio Guardacostas,
que ha estado interceptando cada vez más
cubanos que tratan de llegar a EEUU en embarcaciones
improvisadas, avistó un grupo de siete
emigrantes cubanos el 8 de marzo.
''Los subimos al escampavías y les preguntamos
si había alguien más con ellos.
Primero dijeron que no'', relató Díaz.
Pero cuando les dimos abrigo y comida, dijeron:
"Sí, había cuatro más
que vieron la costa y optaron por llegar nadando''.
El Servicio Guardacostas buscó por aire
y por mar durante 36 horas, sin encontrar nada.
Entonces un guardián de parques en Dry
Tortugas descubrió que la marea había
traído consigo un cadáver, que llevaba
un chaleco salvavidas amarillo igual al del resto
de los ocupantes del bote.
''No encontramos a los otros tres'', añadió
Díaz.
''Los otros dijeron que la persona descrita podría
ser Alberto'', continuó diciendo, refiriéndose
a los siete sobrevivientes. "Pero no saben
el apellido''.
El doctor Michael Hunter, principal médico
forense del condado Monroe, declaró que
el individuo no tiene ni tatuajes ni cicatrices.
''Aparentemente no se había sometido nunca
a cirugía'', afirmó Hunter, quien
amplió que el individuo mide unos cinco
pies y medio y tenía una pequeña
barba. Llevaba un suéter Izod color marrón
con una camiseta gris debajo, con una insignia
impresa de la policía estatal de Michigan.
Las prendas podrían dar alguna pista.
Según Hunter, llevaba al cuello una cadena
de acero inoxidable, con un dije rectangular que
tiene la figura de un indio caminando de perfil.
De la cadena también colgaba un pequeño
anillo y un reloj pulsera, ambos de metal amarillo,
y además tenía un anillo sencillo
de metal blanco.
En los bolsillos llevaba sólo un pañuelo,
algunas monedas cubanas, un juego de llaves y
un pequeño estuche de lienzo con una piedra
dentro: una piedra pequeña con incrustaciones
de un material metálico dorado.
''Es un desconocido'', declaró Hunter.
"Lo mantendremos aquí por algún
tiempo para tratar de identificarlo''.
Después pasará a servicios sociales,
que probablemente lo sepultará en una tumba
anónima, en una fosa común.
Balsero regresa a Guantánamo como marino
americano
Carol Rosenberg / The Miami Herald,
Base Naval de Guantánamo, Cuba.
En un lugar donde todo el mundo parece haber
llegado de manera insólita, la travesía
del cabo de mar Virgilio Franqui pudiera ser la
más insólita de todas. Diez años
después de haberse refugiado en esta base
como balsero, uno más entre las decenas
de miles de cubanos que han escapado de su patria,
Franqui ha regresado como marino y como ciudadano
americano.
Franqui, de 32 años, se crió a
500 millas de distancia, cerca de La Habana, y
se lanzó al mar a mediados de los años
90, en medio de una crisis migratoria entre Cuba
y EEUU. Pasó un año aquí
viviendo en tiendas de campaña y luego
empezó una nueva vida en el sur de la Florida.
''Cuando me bajé del avión, me
impresionó'', dijo en una reciente entrevista.
"Estuve aquí como un refugiado''.
Los sospechosos de terrorismo llegan aquí
esposados desde Afganistán. La policía
marina que los custodia viene de puertos y barcos
estacionados en todas partes del mundo. Los trabajadores
civiles vienen de las Filipinas, Jamaica y el
sur de Asia.
El primer viaje de Franqui, en el verano de 1993,
se demoró tres días en balsa y siete
más a bordo de un escampavías de
la Guardia Costera que lo dejó aquí.
En la balsa, de 14 pies de largo, hecha de madera
y metal, venían 11 hombres, incluyendo
a su padre. Todavía recuerda el sol abrasador
del Estrecho de la Florida, los otros cubanos
en el mar y la sorpresa de que las autoridades
americanas lo trajeran a este remoto lugar, a
500 millas de su punto de partida, en Cojímar,
Cuba.
''Para decir la verdad, ni siquiera sabía
que esto era Cuba. Todo es muy diferente de La
Habana'', dijo en el Hospital Naval, donde ahora
trabaja en la administración.
Hoy, Franqui se ha convertido en una rara mezcla
de tímido marinero y ocurrente cubanoamericano.
Se hizo ciudadano este mismo año.
Durante el año que pasó aquí,
la población de balseros llegó a
los 35,000. El y su padre estaban en el Campamento
Familia, donde la primera lección a aprender
fue escoger la ración número 5:
era la que tenía jamón.
Posteriormente, relató, las iglesias americanas
mandaron libros y él trabajó en
su inglés, entre visitas a la playa, cuando
los marines lo permitían.
Aún hoy, dijo, la playa sigue siendo su
lugar favorito. Ahora va con Rebeca, su esposa,
una técnica médica, como él.
La conoció y se casó con ella mientras
estaban en su última misión, cerca
de Parris Island, en Carolina del Sur.
De la base salió para el centro de detención
de Krome, clases de inglés en Hialeah,
curso como técnico quirúrgico en
Kendall y campamento de entrenamiento de la Marina
en los Grandes Lagos, donde probó la nieve
por primera vez, haciendo planchas al aire libre.
Regresó a Guantánamo en mayo del
2004, 10 años y un mes después de
haber salido de la base.
Franqui dice que su madre, que emigró
después de él, y su padre, tienen
una idea romántica de su regreso.
Su madre pronosticó que la misión
le traería "muchos recuerdos''.
No es así, explica. "No tengo tiempo
para eso''.
Franqui descarta la posibilidad de que la historia
de su vida pueda parecerle notable a alguien.
O romántica. O totalmente americana.
En el 20004, estaba terminando su primer recorrido
y estaba buscando un destino en el que él
y su esposa pudieran servir juntos.
''Era Islandia o Gitmo'', dijo, usando la contracción
americana para el lugar que le dio santuario cuando
tenía 20 años.
No le gusta el frío, así que escogió
Guantánamo.
En extrema gravedad disidente cubano hospitalizado
por ayuno
Wilfredo Cancio Isla, El Nuevo
Herald. 16 de marzo de 2006.
El disidente cubano Guillermo Fariñas,
protagonista de una prolongada huelga de hambre
por las restricciones gubernamentales al uso de
la Internet, fue reportado ayer en extrema gravedad
y las próximas horas resultarán
cruciales para su sobrevivencia, informaron activistas
de la isla.
Fariñas, de 43 años, se encuentra
bajo permanente observación médica
en una sala de cuidados intensivos del hospital
universitario ''Arnaldo Milián Castro''
de Santa Clara, debido a que presenta convulsiones
transitorias y continúa perdiendo sensibilidad
en sus extremidades inferiores.
Pero el activista --sicólogo de profesión
y director de la agencia independiente Cubanacán
Press-- se mantiene aferrado a mantener el ayuno
hasta que las autoridades cubanas no accedan a
escuchar su reclamo por el acceso libre a la Internet.
Ayer Fariñas difundió a la opinión
pública internacional una carta en la que
agradece las peticiones humanitarias de colegas
y líderes de la oposición interna
para que abandone la protesta, pero asegura que
la mantendrá "hasta sus últimas
consecuencias''.
'Con esta huelga o ayuno de alimentos sólidos
desmiento la manida acusación de los que
nos oprimen en nuestra propia tierra [afirmando]
que somos 'mercenarios' al servicio de una potencia
extranjera'', escribió Fariñas de
su puño y letra. "Estamos decididos
a entregar hasta nuestra vida por ideales''.
Fariñas inició el ayuno de alimentos
sólidos el pasado 31 de enero y tuvo que
ser internado en cuidados intensivos el 7 de febrero,
debido a los alarmantes síntomas de deterioro
de su organismo. Su decisión ha movilizado
a los principales grupos disidentes dentro de
Cuba, así como a organismos internacionales
y la prensa extranjera.
Este fin de semana su caso será presentado
ante la reunión semestral de la Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP), que este fin de
semana sesionará en Quito, Ecuador.
La protesta de Fariñas se inserta en un
tema de alta sensibilidad entre la población
cubana, que no puede acceder libremente a la red
aunque pague los servicios en moneda convertible.
El uso de la Internet en Cuba está restringido
a organismos centrales del Estado, instituciones
científicas y centros educacionales, así
como a extranjeros residentes en el país.
Fariñas decidió iniciar la manifestación
cuando el pasado 23 de enero las autoridades le
impidieron conectarse a la red para realizar labores
profesionales.
El gobierno cubano defiende la ''distribución
social de la Internet'' y el derecho a aplicar
regulaciones para bloquear páginas electrónicas
con opiniones contrarias a la política
oficial, asegurando que así defiende su
soberanía nacional.
Cinco migrantes cubanos habrían muerto
en altamar
Oscar Corral, The Miami Herald.
16 de marzo de 2006.
Cinco migrantes cubanos pudieron haber muerto
en las últimas dos semanas tratando de
llegar a la costa de Estados Unidos en tanto que
el Servicio de Guardacostas dijo el jueves que
repatrió a 44 cubanos que fueron interceptados
en el mar en estos últimos días.
El Guardacostas interceptó el primer grupo
de cuatro migrantes a bordo de un rústico
barco a 67 millas al sur de Cayo Tortugas el 5
de marzo. Dos días después encontraron
a otro grupo de trece migrantes en un bote viejo
a 66 millas al sur de Marquesas. De ésos,
dos fueron transferidos a funcionarios de la Agencia
de Aduanas e Inmigración (ICE) en la Base
Naval de Guantánamo.
El 8 de marzo, el Guardacostas encontró
de nuevo otra ''nave rústica'' con 13 migrantes
a bordo, a 72 millas al sur de Cayo Hueso. Los
migrantes dijeron al Servicio de Guardacostas
que su motor se había roto y que llevaban
casi dos semanas a la deriva --incluyendo nueve
días sin agua y alimentos-- y que un cubano
de mayor edad murió durante la travesía.
Ese mismo día, el escampavías Drummond
interceptó otro barco rústico con
siete migrantes a sólo cuatro millas al
oeste de Tortugas.
''El grupo de migrantes dijo que cuatro de ellos
saltaron al mar en un intento por nadar a tierra'',
dijo el Guardacostas en un boletín de prensa.
"El Guardacostas lanzó una masiva
búsqueda que incluyó el Drummond
y varios helicópteros en respuesta a un
cadáver que se encontró en Cayo
Tortugas la mañana de ese día. Se
cree que el cadáver es de uno de los cuatro
migrantes que saltaron del barco porque lo encontraron
con un chaleco salvavidas parecido al que llevaban
los compañeros que rescataron''.
El 9 de marzo, un helicóptero divisó
a nueve cubanos en una torre de la Fuerza Aérea
a 33 millas al norte de Marquesas, después
de que otra nave que pasó cerca escuchó
voces desde la torre. Fueron recogidos por el
escampavías Tempest.
Acaba odisea de médicos cubanos retenidos
en Bahamas
Wilfredo Cancio Isla, El Nuevo
Herald. 15 de marzo de 2006.
Tras arriesgar sus vidas en una travesía
marítima desde Cuba y permanecer en un
limbo migratorio por 10 meses en un campamento
de Bahamas, dos dentistas cubanos lograron ayer
el sueño de la reunificación familiar
en Estados Unidos.
Marialys Darias Mesa, de 32 años, y David
González Mejías, de 42, llegaron
al filo de las 5 p.m. de ayer al aeropuerto internacional
de Fort Lauderdale en un vuelo privado procedente
de Jamaica. Las autoridades bahamenses los liberaron
en la mañana y los enviaron rumbo a Kingston.
Al final de la tarde, las emociones estallaron
en la sala de la terminal aérea donde los
esperaban, con flores y lágrimas, sus familiares
y amigos.
''Por primera vez en mi vida siento que soy libre
y puedo decidir mi destino'', expresó Darias
tras encontrarse con su esposo, Ihovany Hernández,
quien reside en Cape Coral desde el 2003.
El caso de los dentistas cubanos era una excepción
entre los refugiados de Nassau, pues ambos tenían
visas estadounidenses antes de decidir lanzarse
al mar en abril del pasado año. El régimen
de Fidel Castro les impedía emigrar por
tratarse de profesionales de la salud, considerados
''imprescindibles'' por las autoridades del Ministerio
de Salud Pública (MINSAP).
''Volvería a tirarme al mar mil veces
más, porque la vida es una sola y lo importante
para mí era reunirme con mi esposo y reclamar
a mi hija'', agregó Darias. "Conozco
a médicos que están esperando siete
años por el permiso del MINSAP, sometidos
a una situación humillante''.
Ihovany la abrazó con emoción.
''El sol sale para todos, pero hoy salió
para nosotros dos'', comentó él,
quien realizó 18 viajes a Nassau en el
último año para visitar a su esposa.
Para el matrimonio apenas comienza una nueva
batalla: reclamar a las autoridades cubanas que
le permitan viajar a su hija María Laura,
de 5 años, quien quedó bajo el cuidado
de la abuela en Matanzas.
En cambio, la familia González puede disfrutar
el reencuentro con mayor plenitud.
''Este es un día grandioso para nuestra
familia'', afirmó el doctor González
rodeado de su esposa, Dayamí Inda, y los
dos hijos del matrimonio, Carlos, de 17 años,
y Flavia, de 11.
''Bahamas fue como un infierno'', añadió
González. "Todavía no puedo
creer que todo quedó atrás''.
La historia de ambas familias se entrelazan en
un punto común: la negativa del gobierno
cubano para liberar a médicos que han obtenido
visas estadounidenses. Según estadísticas
del Departamento de Estado, Cuba mantiene retenidos
a 533 ciudadanos con visas para emigrar, entre
ellos más de 100 profesionales de la salud.
Darias y González habían ganado
la lotería de visas en el 2002 y desde
entonces solicitaron autorización para
abandonar el país. Durante la espera, ambos
optaron por enviar antes a sus respectivas familias
a EEUU, mientras aguardaban por el permiso de
salida.
Ihovany viajó en agosto del 2003 y comenzó
a laborar como electricista en Cape Coral. Inda
y los dos niños llegaron en abril del 2004
y se radicaron en el área de Tampa.
En abril del 2005, después de tres años
de espera y un panorama incierto para la liberación,
los dos dentistas se echaron al mar en una embarcación
que zarpó de Cuba con 22 personas a bordo.
El grupo fue interceptado cerca de Cayo Sal y
enviado al campamento de refugiados de Nassau.
Las gestiones para la liberación de los
estomatólogos fueron iniciadas por el exiliado
cubano Augusto Villalón, quien viajó
en varias ocasiones a Bahamas y ayer les dio la
bienvenida a ambos en Fort Lauderdale.
El pasado junio el gobierno estadounidense les
otorgó una autorización especial
para entrar al país y reunirse con sus
familiares, pero Bahamas no accedió a entregar
la custodia.
A comienzos de febrero, 15 congresistas enviaron
una enérgica carta al primer ministro de
Bahamas, Perry Gladstone Christie, reclamando
la liberación de los doctores. El caso
fue incluso discutido en una audiencia del Comité
de Relaciones Exteriores del Senado.
En las últimas semanas, los legisladores
del sur de la Florida Connie Mack, Ileana Ros-Lehtinen
y Mario y Lincoln Díaz-Balart, gestionaron
intensamente la liberación de los doctores
ante las autoridades bahamenses.
''Bahamas decidió este asunto por consideraciones
humanitarias y dentro del contexto apropiado de
relaciones internacionales responsables, al tiempo
que protegió la integridad del país'',
indicó ayer una declaración oficial
de Nassau. "Este fue un proceso deliberadamente
cuidadoso, conducido necesariamente durante un
largo período''.
Buscan flexibilizar viajes de religiosos a
Cuba
Redacción de The Miami
Herald, 15 de marzo de 2006.
Miembros del Congreso opuestos al embargo estadounidense
contra Cuba están reunidos hoy en Washington
con representantes del gobierno para discutir
lo que califican de nuevas restricciones en los
viajes religiosos a la isla, dijo M
Integrantes del Grupo de Trabajo para Cuba esperan
reunirse con autoridades de los departamentos
de Estado y del Tesoro. Más de 100 miembros
del Congreso y más de una docena de senadores
han enviado en semanas recientes cartas al secretario
del Tesoro, John Snow, con quejas sobre el reforzamiento
de las restricciones a los viajes religiosos y
en busca de explicaciones.
''Instituciones religiosas estadounidenses y
sus congregaciones locales han establecido fuertes
lazos con comunidades religiosas en Cuba'', dice
una carta a Snow fechada el 3 de marzo.
"Creemos que resulta inapropiado e inaceptable
para los políticos y para el gobierno servir
de obstáculo, y ahora de barrera, a conexiones
fundadas en la fe de los individuos. Si algo hacen
estos enlaces es fomentar la libertad religiosa
en Cuba y contribuir al casi inexistente intercambio
de ideas entre ambos países''.
Llegan a la Florida dentistas cubanos detenidos
en Bahamas
Wilfredo Cancio Isla, El Nuevo
Herald. 14 de marzo de 2006.
Los dos dentistas cubanos que permanecieron detenidos
por diez meses en un campamento de Bahamas, llegaron
esta tarde al aeropuerto de Fort Lauderdale para
completar el sueño de la reunificación
familiar en territorio estadounidense.
Marialys Darias Mesa, de 32 años, y David
González Mejías, de 42, arribaron
a la terminal aérea al filo de las 5 p.m.
en un vuelo privado procedente de Jamaica. Esta
noche estaban siendo procesados por las autoridades
de Aduanas y Control de Fronteras (CBP).
''Es un día grandioso para nuestra familia;
estoy tan emocionada que todavía no puedo
creerlo'', manifestó la esposa de González,
Dayamí Inda, quien aguardaba con los dos
hijos menores de la pareja en una sala del aeropuerto.
Muy cerca de ellos estaba Ihovany Hernández,
esposo de Darias.
''El sol sale para todos, pero hoy salió
para nosotros dos'', comentó Hernández,
quien realizó 18 viajes a Nassau en el
último año para visitar a su esposa.
Los dos estomatólogos y sus respectivas
familias tenían visas para emigrar a Estados
Unidos desde el 2002, pero el gobierno cubano
les impedía salir por tratarse de profesionales
de la salud.
Retenidos por las autoridades cubanas como ''personal
imprescindible'', los dentistas decidieron enviar
a sus familiares a Estados Unidos, mientras ellos
aguardaban por la liberación del Ministerio
de Salud Pública (MINSAP).
Hernández viajó en agosto del 2003
y se radicó en Cape Coral, Florida. La
familia de González salió en abril
del 2004 y se encuentra viviendo en el área
de Tampa.
Luego de tres años de espera por el permiso
de salida, los doctores optaron por lanzarse al
mar en una embarcación que salió
de Cuba el pasado abril, con 22 personas a bordo.
El grupo fue interceptado cerca de Cayo Sal y
conducido al Centro de Detención de Carmichael,
en Nassau.
El gobierno estadounidense les había otorgado
una autorización especial el pasado junio
para entrar al país y reunirse con sus
familiares, pero Bahamas no accedió a ceder
la custodia.
El caso motivó la intervención
de los congresistas del sur de la Florida, Connie
Mack, Ileana Ros-Lehtinen y Mario y Lincoln Díaz-Balart,
quienes gestionaron intensamente la liberación
de los doctores ante las autoridades bahamenses.
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